Orejas
Grandes, saltonas, lobuladas, peludas, sucias, de longitud exagerada, pendulares como las de Buda, puntiagudas como las de un orco una criatura fantástica, como puertas de un 600, como alerones de avioneta o como velas de un bergantín. Amarillentas, rebosantes de amargo cerumen, repletas de puntos negros como un error del buscaminas. Parecen pozos destinados a engullir los vómitos que provocan.
Ojos
Pequeños, saltones, bizcos, ictericiosos, venosos, cataráticos, lechosos, tuertos, nublados, grandes y atemorizantes, carentes de iris o de pestañas. A menudo con grandes bolsas y ojeras, gran cantidad de legañas ("¿qué tienes en los ojos? ¿cortezas de cerdo? ¡ah, no!") patas de gallo (o de avestruz), arrugados y verrugosos, hundidos o salidos como los de Schwarzenegger en Desafío Total.
Piel
Granulada, seca, rasposa, grasa, sudorosa, salpicada irregularmente por montículos, bosques de barba o bigote hirsuto, pedregosas llanuras de granos jóvenes y puntos negros, porosos barrancos de estrías y altas cordilleras de cimas blancas formadas por el choque de placas grasas que se levantan en cúmulos de granos y verrugas peludas y pecosas. A veces piel desprendida, muerta y polvorienta, o con diferentes texturas, como una pared estucada.
Narices
En su mayoría grandes como quillas de barcos, desafiantes, erguidas orgullosas, sinuosas como el pico de un tucán y curvas como la cintura de Elsa Pataki. Toscas, afiladas, preparadas para cortar el viento con la eficacia del hacha de Gimli el enano, y duras como el hueso de que estan hechas. Asoma por las esquinas minutos antes de que aparezca su propietario, como el morro de un tiburón. Algunas, largas y afiladas, la envidia de Pinocho y Nacho Vidal, capaces de ensartar un cochinillo con la eficacia de un pez espada. Otras en cambio son anchas, poderosos buques rompehielos que se abren camino en el espacio. Chatas, apuntando hacia arriba o hacia abajo, tendenciosas, torcidas, caprichosas, acerdadas, chorreantes, a veces casi inexistentes como una calavera.
En cualquier caso son un poderoso baluarte cartilaginoso, especiado con granos y pus emergente en su cara norte, mientras dentro (y fuera) de las cavidades meridionales se visten de pelos robustos y añejos como varas de mimbre. Estos pelos sirven a menudo de cobijo a los numerosos visitantes nocturnos como los murciélagos y las pulgas, entre cuyas fibras construyen sus nidos y encuentran alimento (moco cristalizado a menudo) y pasan largas temporadas.
Bocas
Grandes la mayor parte, de labios gastados y agrietados (porque los muerden porque los odian y quieren arrancárselos) o amorcillados (véase Carmen de Mairena) rodeados de vello (y algunas con pelo en el interior, rara vez perteneciante al propietario). Dientes desiguales, torcidos, salientes desde arriba (conejeros) o desde abajo (jabalineros) separados (a veces tanto que parecen las teclas de un piano), amarillentos, ocres, anaranjados, terrosos o negros (de fumadores o consumidores habituales de calamares en su tinta), carcomidos por las caries y con varias capas de sarro (pueden verse los anillos de antiguedad, como con los árboles). A menudo escasos, rotos, quebrados, salteados (uno sí, uno no), enseñando orgullosos sangrantes encías sin nada que sujetar. Lenguas grandes y largas con mal aspecto, como bistecs a medio rebozar.
Uno solo de estos elementos es suficiente para que la persona que sufra su pertenencia sea considerada fea. Peor cuando coinciden dos o más en un mismo individuo el resultado suele provocar una onda expansiva de ataques cardíacos.
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