
Las muestras de cariño se multiplicaron en la jornada de ayer. En el estadio Reebok Stadium (Bolton) se dejaron flores, camisetas, cartas y bufandas. En Anfield (Liverpool), sus hinchas cantaron al unísono con los del Stoke a Muamba. Cahill, central del Chelsea, celebró su gol al Leicester con un mensaje bajo su camiseta en el que se leía: “Recemos por Muamba”. En el duelo del Wolves y Manchester United, se reservó un minuto antes del pitido inicial para dedicarle aplausos... La respuesta la dio el técnico del Bolton, Owen Coyle, que habló por la familia de Fabrice. “Dar las gracias a todo el mundo. Su estado es muy grave; Dios decidirá”.
A la espera de un nuevo comunicado del hospital, el Bolton aplazó el duelo de la Premier frente al Aston Villa de mañana. “El fútbol es en la última cosa en la que pensamos”, señaló el director general Daniel Levy; “pero estamos orgullosos y agradecidos a los servicios médicos de ambos clubes por su respuesta inmediata”. Una respuesta que, en parte, tiene que ver con el enfado de Mourinho en 2006 [entonces en el Chelsea], cuando su portero Cech se rompió el cráneo en un choque con Hunt, y criticó a grito pelado que no era de recibo que el jugador tardara más de media hora en llegar al hospital. Al año siguiente, la Premier obligó a que todos los estadios tuvieran ambulancia. Donde el corazón de Muamba volvió a latir.
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