En tu pecho ardiente deseo encajar mis labios y beber extasiado de esos dulces bucles del jugo del amor prohibido. Del aroma desnudo y crujir en el estruendo de tus caderas. Borracho de placer, domar esas dumas y recorrer con mis manosesos valles vírgenesque dentro de tu ser ocultas. Quisiera hacer gemir de placer infinito cuando al juntar tu cuerpo con el mió te entrego todo mi amor en un instante profundo. Y navegando dulcemente esos valles cultivarlos con caricias inimaginables que aun tu cuerpo no ha disfrutado. Esos surcos que llenos de frutos de un rojo carmín se esconden avergonzados por la primera lluvia otoñal que los empapa de forma carnal.
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